Las prisiones de Texas están atravesando por una situación alarmante: la escasez crítica de personal correccional, así lo expone un reportaje realizado por los portales informativos The Daily Yonder y The Marshall Project.
La nota narra la solución que brindan desde el Departamento de Justicia Criminal de Texas (TDCJ, en inglés): reclutar a graduados de escuelas secundarias ya inscritos en cursos de capacitación brindados por la Agencia de Educación de Texas (TEA, en inglés) para formarse como guardias.
Actualmente, más del 27 % de los 23.600 empleos correccionales en las prisiones de Texas están vacantes.
“TDCJ contrató a un reclutador para entablar relaciones con los cientos de programas de capacitación de escuelas secundarias en todo el estado, con la esperanza de que sea fácil y atractivo para los graduados mayores de 18 años convertirse en oficiales penitenciarios”, detalla The Daily Yonder sobre el plan.
Por su parte, la TEA afirmó a través de The Marshall Project que “analiza la opción de establecer un canal directo para que los estudiantes de secundaria se conviertan en empleados”.
Es decir, comenzar a trabajar al terminar los estudios de secundaria, aunque esto implica ponerlos en contacto con el sistema de justicia penal a una edad muy temprana.
Una opción para llevar a cabo este proyecto es que cientos de escuelas de Texas ofrezcan el curso de educación técnica y profesional “Servicios correccionales” y así preparar a los estudiantes para trabajar en el sistema penitenciario.
Resultaría ideal aprovechar esos perfiles para revertir la escasez de guardias.
“Es un movimiento masivo. Los programas de educación profesional y técnica son absolutamente una de las soluciones”, dijo Thomas Washburn, director ejecutivo de Law and Public Safety Education Network, una organización sin ánimo de lucro con sede en Georgia que respalda los cursos de justicia criminal en las escuelas secundarias.
Para Washburn, los 3.500 programas que se imparten en el país sobre educación en leyes y seguridad pública sirven a muchos estudiantes.
¿POR QUÉ LA ESCASEZ DE GUARDIAS CORRECCIONALES?
Se debe a varios factores, de acuerdo a los reportes periodísticos. Para empezar, ser un guardia de prisión es, para muchos, un plan B. Los adolescentes tienen más interés en formarse como oficiales de policía, abogados o psicólogos criminales. Los que eligen esta carrera se quejan de que no es bien remunerada y, además, se paga un alto costo emocional: estrés, depresión, hasta provocar suicidios.
En el reportaje con los medios, Washburn confesó que “trabajar en correccionales es una labor cuyos desafíos superan sus beneficios”.
A su turno, Benny Kinsey, director de reclutamiento y retención del Departamento de Justicia Criminal de Texas (TDCJ, en inglés), acotó que el problema no es la contratación, sino la retención de personal. Cada año, la agencia penitenciaria de Texas contrata entre 8.000 y 10.000 guardias nuevos, pero tiene una tasa de reemplazo del 45 %.
En cuanto a la remuneración, la agencia penitenciaria explicó que los guardias ganan entre 42.000 y 51.000 dólares al año, dependiendo de la experiencia, y los oficiales, un promedio de $8.000 al año en horas extras.
EN CONTRASTE: LA FORMACIÓN EN HUNTSVILLE Y EL TRABAJO EN PRISIÓN
Huntsville, la ciudad tejana carcelaria más famosa por albergar siete prisiones estatales, ofrece uno de los cursos de Correccionales más destacados: procedimientos de admisión a prisiones, búsquedas y extorsiones, derechos y servicios de los delincuentes y pandillas en cárceles.
Las maestras de la clase de justicia penal, Jordan Huebner y Ryann Kaaa-Bauer, explicaron que los estudiantes se preparan para demostrar autodefensa y tácticas defensivas, como posturas preparadas y posiciones de escolta, golpes, patadas, puñetazos, esposar y registrar, todo según las pautas estatales.
También aprenden tareas de administración (alimentación, comunicación y organización) y comportamiento durante situaciones hostiles.
Pero, ¿qué pasa luego de esta preparación? Andrew Mireles, quien se graduó del programa de justicia penal del Huntsville High School, narró su experiencia en la cárcel del condado Walker cuando tenía 18 años. Tras cumplir un año, se dio cuenta de que ya había concluido su ciclo como guardia.
“Después de un tiempo, comencé a temerle. No quieres seguir yendo. Trabajas doce horas y es muy deprimente”, remarcó.
Si bien los primeros meses de trabajo los disfrutó, a medida que pasó el tiempo percibió el costo mental y se retiró.
Con información de The Marshal Project y Daily Yonder