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Extorsión y violencia: Los carteles secuestran a familias migrantes que buscan asilo a través de CBP One

La espera por citas en la aplicación que permite a los migrantes pedir protección, asilo y acceso al país, convierte a los solicitantes en un blanco fácil para el crimen organizado en la frontera norte de México.

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Una niña mientras le cepillan el cabello en Reynosa
Una niña mira a la distancia mientras una mujer le cepilla el cabello durante una reunión en el albergue Senda La Vida, el viernes 8 de noviembre de 2024, en Reynosa, México. (Foto: Lexi Parra / Houston Landing)

*Nota del editor: Para proteger la identidad de los migrantes citados y evitar represalias de los carteles mientras permanecen en México esperando sus citas de CBP One, se omiten sus nombres completos.*

D nunca imaginó que el último tramo del viaje sería el más peligroso. Junto a su hija de 13 años y su esposo abordaron un autobús desde Monterrey a Reynosa, la etapa final de su travesía de 2,250 kilómetros desde San Pedro Sula, Honduras, hasta la frontera entre México y Estados Unidos.

Las señales de alerta aparecieron desde el inicio. El conductor les exigió mantener su equipaje consigo, mientras el resto de los pasajeros mexicanos guardaron sus maletas en el compartimiento inferior. Luego, se negó a dejarlos bajar en su parada establecida antes de la terminal. Al llegar, todos descendieron excepto D y su familia, a quienes ordenaron esperar.

“¿Son policías o qué?”, preguntó D cuando hombres armados subieron al autobús y la arrastraron del brazo.

“Somos el Clan del Golfo”, respondió uno. “¿Nadie te dijo que hay que pagarnos para entrar a Reynosa?”.

Los empujaron dentro de un auto y se los llevaron. Su caso no es el único.

Durante una visita en noviembre de 2024 al albergue Senda de Vida en Reynosa, Houston Landing identificó al menos 15 migrantes secuestrados en el norte de México. Los cautiverios duraron entre una semana y tres meses. La mayoría fueron capturados en la terminal de autobuses o en los trenes al llegar a Reynosa o Monterrey, otra ciudad fronteriza. Los migrantes sospechan que las autoridades mexicanas ayudan a los carteles a identificarlos. Creen que les toman fotos y se las envían a grupos criminales. Los secuestrados pagaron entre 1.500 y 5.000 dólares por persona para ser liberados. Todos se dirigían a Houston.

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“Pensé que quizás me soltarían cuando vieran que no tengo ayuda de nadie”, dice D, quien permanece anónima porque aún está en México. “Pero no”.

Una familia muestra sus documentos a las autoridades en Houston
Una familia muestra sus documentos mientras son procesados y admitidos en Estados Unidos, el martes 20 de agosto de 2024, en Houston. (Foto de archivo de Houston Landing / Antranik Tavitian)

UN NEGOCIO LUCRATIVO

“Se estima que al menos uno de cada 10 secuestrados en México es migrante y los pagos de rescate pueden oscilar entre 1.500 y 10.000 dólares”, explica Kassandra González, abogada del programa Beyond Borders del Proyecto de Derechos Civiles de Texas. “Generalmente, exigen más si tienen familia en Estados Unidos”.

Es casi imposible llegar y sentirse seguro en Reynosa sin pagar al cartel, explica el pastor Héctor Silva, quien dirige el albergue Senda de Vida, que actualmente aloja a unos 2,000 migrantes.

El cartel ha amenazado a taxistas que transportan migrantes sin pagar cuota, cuenta el pastor. Los migrantes deben elegir entre pagar una tarifa a los conductores, que luego se entrega al cartel, o arriesgarse al secuestro. Una familia venezolana entrevistada pagó 250 dólares por persona como “cuota de protección” para un transporte seguro en Reynosa.

Silva quisiera ayudar de otra manera para proteger a los migrantes, pero el albergue no coordina transporte a sus instalaciones por seguridad de su personal.

TERROR Y TRAUMA

Los migrantes secuestrados describen su cautiverio de la siguiente manera. Primero, son dirigidos a casas de seguridad donde separan a adultos y niños.

Luego, D recuerda que los captores golpearon a ella y a su esposo con una tabla de madera y forzaron al hombre a meter sus manos en cemento húmedo hasta que se le peló la piel. D fue violada repetidamente y tiempo después supo que estaba embarazada.

A su hija adolescente la mantuvieron en un cuarto aparte. D solo la veía cuando iba al baño comunitario.

“¿Te hicieron algo?”, le preguntó un día a su hija.

La niña la miró en silencio y comenzó a llorar. Ahora asiste a sesiones con un psicólogo en el albergue, pero apenas ha hablado con su madre sobre lo ocurrido.

D y su familia estuvieron cautivos tres meses. Sin embargo, luego de vender todos los equipos de su taller de motocicletas en Honduras, pudieron pagar casi 5.500 dólares de rescate.

El pastor Silva recibe cientos de llamadas diarias de familiares desesperados por noticias de sus seres queridos. Busca a los migrantes en la base de datos del albergue, pero usualmente no aparecen.

“Desafortunadamente, no podemos dar esperanza a estas familias ni decirles que no se preocupen”, dice Silva. “Porque estamos preocupados”.

Un grupo de niños y adolescentes en el albergue de Reynosa
Un grupo de niños en una casa de una habitación en el albergue Senda de Vida, el viernes 8 de noviembre de 2024, en Reynosa. (Lexi Parra / Houston Landing)

UN CICLO QUE PODRÍA EMPEORAR

El gobierno de Biden prometió crear vías “seguras y ordenadas” para la migración, pero diversos defensores de los inmigrantes señalan que cualquier política que obligue a los migrantes a esperar en México los convierte en blanco fácil para carteles y grupos criminales. CBP One, la aplicación del gobierno de los Estados Unidos que permite a los migrantes obtener citas, no es la excepción.

Los secuestros en la frontera México-Estados Unidos han sido un problema desde al menos la administración Obama. Durante el gobierno de Trump, la violencia contra migrantes aumentó bajo la política “Permanecer en México”, que forzó a los solicitantes de asilo a esperar sus fechas ante la corte en peligrosas ciudades fronterizas mexicanas.

Adam Isacson, quien monitorea la seguridad en Latinoamérica para la oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, comenzó a notar hace un año una tendencia de secuestros de migrantes con citas de CBP One en autobuses en Reynosa y la cercana Matamoros.

Con menos drogas cruzando por esta región de la frontera, los carteles necesitan encontrar otras fuentes de ingresos, explica Isacson. Los migrantes desesperados por llegar a Estados Unidos tienen más que perder, así que son más fáciles de extorsionar.

“Si revisan tu teléfono y ven una cita de CBP One, te cobran más”, señala.

A mediados de diciembre, a un mes de que Trump asuma la presidencia, D aún no había conseguido una cita a través de la aplicación CBP One.

“A veces siento que mi sacrificio no valió la pena si no consigo mi cita”, dice.

La versión completa de este reportaje de la periodista Anna-Catherine Brigida fue publicado originalmente en inglés en el Houston Landing

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The Houston Landing es un medio periodístico independiente en Houston, Texas. En abril de 2025 anunciaron que cerrarían sus puertas a mediados de mayo de 2025.

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