Francisco y la inmigración: una voz esperanzadora en tiempos de crisis
Desde el inicio de su pontificado en 2013, el papa Francisco ha hecho de la defensa de los migrantes y refugiados uno de los pilares de su papado.

Por Juan Aguilar Molina, EFE – Reportajes
Su mensaje ha sido una denuncia constante y contundente ante la tragedia humana que representa la migración forzada. Francisco ha denunciado una y otra vez el ‘silencio y la indiferencia’ frente a una crisis migratoria que, según él, no tiene precedentes ‘desde la Segunda Guerra Mundial’.
‘Estamos invitados a considerar las situaciones de las familias refugiadas, obligadas muchas veces a abandonar con prisa su casa y su patria’, dijo el papa, en la víspera de la Jornada Mundial del Refugiado en 2013.
EL DRAMA DE LOS MIGRANTES Y EL LLAMADO A LA ACCIÓN
Ese año de 2013, decía ‘sólo me viene la palabra vergüenza, es una vergüenza’, se refería al naufragio de una embarcación con 500 inmigrantes en la isla italiana Lampedusa.
No sería la primera vez que Francisco se pronunciara de esa manera sobre los migrantes. Ya en 2014, un año después de ser elegido papa, se lamentaba de que muchas guerras y conflictos estén relacionados con intereses políticos y económicos que obligan a millones de personas a huir.
Ese año en Navidad, comparaba a los refugiados cristianos con Jesús, también forzado a huir de su tierra y ‘huir a Egipto para salvarse’.
‘Los muros no son solución’, así de contundente se pronunciaba el papa en 2015, durante la crisis de refugiados en Europa, como rotundo fue un año después cuando se lamentaba de que los migrantes encontrarán ‘puertas y corazones cerrados’.
Y por ello, exigía en 2017 a los líderes del G-20 que priorizaran a los más vulnerables sin distinción de raza, religión o nacionalidad.

“ACOGER, ACOMPAÑAR, PROMOVER E INTEGRAR“
Además, su compromiso con los migrantes no ha sido solo de palabra sino también de obra. En 2018, propuso cuatro principios claves para la atención de refugiados: ‘acoger, acompañar, promover e integrar’.
En 2020, durante la pandemia, renovaba su llamado a proteger a los desplazados, subrayando la vulnerabilidad extrema de quienes huyen de conflictos; y un año después, en un viaje a la isla de Lesbos, exclamó con preocupación: “¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum!”.
El Mediterráneo, históricamente punto de encuentro entre culturas, “es cuna de civilización, y una cuna es para la vida. No es tolerable que se convierta en tumba”, decía en 2023. Un mensaje de resistencia ante discursos discriminatorios

Rechazar a los migrantes es “un pecado grave”, dijo sin ambages Francisco en 2024, quien antes había condenado la xenofobia contra los migrantes, a la que consideraba una ‘enfermedad humana’, que comparaba a los discursos de odio y de pureza racial que marcaban los conflictos del siglo pasado.
Más reciente ha sido la carta que envió Francisco el pasado febrero a los obispos estadounidenses en respuesta a las deportaciones masivas en Estados Unidos aplicadas por Donald Trump, en la que les instaba “a no ceder ante narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados”.
UN FUTURO DE DIGNIDAD PARA TODOS
El argentino papa Francisco, descendiente de emigrantes italianos, ha llamado a los gobiernos y la sociedad a ver a los migrantes no como una amenaza, sino como seres humanos con derechos y dignidad.
En 2022, en su última Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, renovaba su compromiso de construir “un futuro en el que cada persona encuentre su lugar y sea respetada; donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad”.
Y en su último mensaje pascual el domingo 20 de abril, horas antes de morir, leído por el arzobispo Diego Ravelli, decía “¡cuánto desprecio se manifiesta a veces hacia los más débiles, los marginados, los migrantes!”.
Con información de EFE

